miércoles, 13 de octubre de 2010

Pido disculpas.

Otra vez. Vuelves a colgar. Me quedo mirando el teléfono con cara de estúpida y lo único que se me ocurre es pulsar el botón de rellamada. Y vuelves a colgar. Y si insisto, lo apagas. Ha pasado mucho tiempo ya entre llamada y llamada, y después de cuatro gritos y muchas lágrimas, me he decidido. Aquí termina todo.

Esta no era, de ninguna manera, la entrada con la que pensaba abrir una nueva etapa en este blog. Las circunstancias, tarde o temprano, terminan por hacerse un hueco entre los planes, y no queda más remedio que afrontar la situación y tomar medidas. Ahora mismo no tengo ganas de explicar el motivo de tan larga ausencia, ni de deshacerme en descripciones de lo maravilloso que ha sido mi verano.

Mi verano ha sido un asco. No he hecho nada de lo que me habría gustado hacer. Lo único a lo que he aspirado es a participar en reuniones interminables de "amigos" fracasados que pierden su tiempo entre tabaco y videojuegos. Y yo contenta por poder estar con la persona que creí adecuada, compartiendo sus aficiones y sus gustos... Qué ingenua soy, sacrificando mis propios deseos por alguien que no sabe dar ni las gracias.

Sé que este post suena a despecho, a rabia, a ira. Y sí, habéis acertado. He dejado que pasen por encima de mí mil y una veces, rogando por que fuera la última. Me siento estúpida. Yo, que tan fuerte me creía, que tantas veces he aconsejado a mis amigas sobre lo que deben y no deben hacer con sus vidas... Me está bien empleado, por gilipollas. No pretendo (ni quiero) que nadie se apiade de mí. Basta ya de "pobrecita" y demás lamentos.

Después de descargar mi furia contra el teclado, llega el momento que he estado temiendo durante estos últimos minutos. Aquí viene el arrepentimiento, con su manto de humillación y malos sentimientos que pretende obligarme a recapacitar y a arrastrarme una vez más. Creo que va a volver a conseguirlo, a no ser que saque fuerzas de donde no las hay y cierre la puerta definitivamente a este malestar continuo que me acompaña desde hace meses.

No sé qué voy a hacer. No tengo valor para apostar por mi fuerza de voluntad. Carezco de las agallas necesarias para plantarme ante el mundo y decirle lo que odio de él. Sé que estas líneas se quedarán en nada, y volverán a ser el reflejo de una rabieta de niña pequeña que no tiene lo que quiere.

Confío en que, tarde o temprano, llegue mi momento. Espero madurar de una vez y poner por delante lo que siento sin pensar en otra cosa. Ojalá sea capaz esta vez de no mirar atrás. Estoy confusa, y eso no es bueno. Ahí va otra señal inequívoca de que mi voluntad va a doblegarse en menos que canta un gallo.

Una lástima, sí, pero yo me lo he buscado.

Vuelvo a llamar. Insisto, me desespero pulsando números en el teléfono que consigan darme una respuesta... y no contesta nadie. Debería dejarlo, pero voy a volverlo a intentar.


8 comentarios:

Unknown dijo...

Tu siendo periodista sabrás que cuando una pagina se cierra, va otra detrás, y lo bonito de la vida, es que es diferente, y que como en un buen libro, siempre tienes ganas de querer saber que pasa.

A las buenas personas( tarde que pronto) el karma les vuelve y les pasan cosas genial, asi que Clarita, a vivir la vida y a disfrutarla.

PD: Aun me acuerdo de la primera vez que vi esa foto... hace ya 3 años.

Un besico.

Unknown dijo...

Ah! y muy chulo el diseño del blog!

Atenea_12 dijo...

Gracias Yoel, ahora mismo se me ocurren mil cosas que decirte y no soy capaz de escribir ninguna. Qué rápido pasa el tiempo... tres años ya, y sigo tan tozuda como el primer día, eh? Espero que la vida te sonría, porque si alguien se lo merece, sin duda, eres tú :D

oscar dijo...

Me gusta el nuevo diseño!
No dejes que nadie te pase por encima!

Atenea_12 dijo...

Muchas gracias Óscar, no te preocupes porque seguiré tu consejo :)

natalia dijo...

Este es el resultado de escribir con el corazón y no con las manos... No sé que decirte, aunque no te lo parezca sé cómo te sientes (o al menos, me hago una idea aproximada). Simplemente ten en cuenta que si en los momentos de la vida en los que las cosas "van bien", las personas no te apoyan... ¿Qué harás cuando las cosas se tuerzan de verdad y necesites a alguien que se preocupe por tu bienestar y tu felicidad?
No sé, en esta vida hay que pasar de todo y para ello lo mejor es rodearse de la gente adecuada.

Anónimo dijo...

Tengo ganas de suicidarme.

Esto es deprimente.

Sabes que no lo digo porque si. Realmente duele verte escribir de esta manera.

De todas formas; amigos fracasados?¿, tabaco y videojuegos?¿ ahí rozas un peligroso límite. Supongo que es literatura, pero asusta.

El próximo post más happy por favor.

Saludos desde La Guarida -------- Tomás Iliescu

- J.D.Sánchez - dijo...

La vuelta, para bien o para mal, a veces es necesaria; es entonces cuando te das cuenta de si algo/alguien merece realmente la pena. Lucha o renuncia, pero que nunca haya arrepentimiento en una cosa o la otra.

Besos!!!