martes, 24 de noviembre de 2009

Furia

Hay diversas situaciones que me hacen estallar. Estallar de ira y de rabia, pero por dentro. No suelo gritar, simplemente lo voy guardando poco a poco en mi interior, de forma que se crea una bola gigantesca de remordimientos, malas palabras y muchas, muchas lágrimas.

Pocas veces he estallado, un par o tres, que yo recuerde, y ni siquiera fue muy grave. Cuatro gritos, alguna que otra mala cara y ya está, sin daños colaterales. Luego no me extraña que me traten de gilipoyas (y mira que no quería poner tacos en este blog, pero es que es esa la palabra).

Todo el mundo me dice que tengo cara de niña, de inocente... vamos, de tonta. De esa clase de persona de la que todo el mundo puede aprovecharse y que nunca va a recriminar nada a nadie. Ese tipo de chica que deja que la gente le pase por encima, y aún así es ella la que se disculpa.




Ahora mismo estoy sentada encima de la cama, escribiendo como una imbécil mientras se me caen las lágrimas y ruedan por mis mejillas. No es eso lo más triste. Lo peor es que a la única persona que podría ayudarme, ni siquiera le importa.

Eso sí. La conciencia bien tranquila. Pues qué de puta madre...

lunes, 23 de noviembre de 2009

Un poco de todo (supongo)

Odio que la gente piense que soy una cría, pero me molesta más aún comprobar que, en según qué situaciones, tienen toda la razón.

Suelo ser una de esas personas impulsivas, que se dejan llevar por lo que sienten y que se tropiezan una y otra vez sin saber cómo seguir adelante. No me gusta ser tan sensible, ni tomarme tan en serio los pequeños baches de la vida, pero es que a veces no puedo evitarlo.

Que conste que lucho día tras día por tratar de hacer bien las cosas, pero no hay manera. Al final siempre encuentro un detallito, algo ínfimo e insignificante que hace que mi ánimo se tambalee y caiga en picado.

Quizá eso no sea lo peor... lo más terrible es que, a la vez que encuentro mi problema y me voy hundiendo, creo una burbuja que me rodea por completo y que no deja que nadie pueda venir en mi ayuda.

La única solución que más o menos funciona es la de escribir, y aún así la inspiración va y viene... Por más que me lo propongo, no consigo centrarme y ser constante, ni siquiera con el blog. Es curioso que las mejores frases aparecen mientras voy paseando por la calle, o en el momento de antes de dormirme... voy a tener que acostumbrarme a llevar una libreta en el bolsillo, y también en el pijama.

Supongo que tanta apatía es por el examen del próximo lunes, la verdad es que la asignatura de Teoría de la Comunicación me da bastante miedo, pero espero aprobar con buena nota. Lo espero, porque me estoy esforzando. Y ya estoy cansada de esforzarme para nada.

martes, 10 de noviembre de 2009

Y de repente... las cosas salen bien

Soy una persona que utiliza la escritura como un medio para evadirse de los problemas. Cuando algo me agobia, o me siento mal por algún motivo, escribo. Con lágrimas en los ojos, el corazón en un puño y la rabia a flor de piel es como mejor me salen las palabras, pero sé que eso no es tan bueno como parece. Y no lo es porque desahogarse escribiendo no es mal método, pero tiene un gran inconveniente, y es que las palabras siguen ahí por mucho que pasen los malos momentos.

Es por esto por lo que me he decidido a escribir hoy. Empezar una nueva carrera no ha sido fácil, pero tiene también su lado positivo. Se nota mucho que tengo un año de experiencia en esto de la vida universitaria, y si lo afirmo no es porque me lo hayan dicho (que también) sino porque yo misma lo noto. Me sigo agobiando igual con los trabajos, las noches se me hacen cortísimas y me sientan mal los madrugones, pero lo llevo mejor. Y no es únicamente por la experiencia, sino porque me encanta lo que hago.

Me gusta escribir, plasmar en un papel lo que siento y que me guste volver a leerlo. Me gusta hablar con las personas, conocer gente nueva, reírme a carcajadas con chistes malos y hablar en inglés. Me gusta el periodismo, me gusta mucho, y ya no sólo por mí, sino por mi abuela. Ella era una gran escritora, y me gusta (sí, sé que me repito) tener la sensación de que estaría orgullosa de mí si me viera ahora.

No todos los días son buenos, ni todos los momentos malos, pero ahora estoy en una etapa maravillosa que quiero disfrutar y exprimir al máximo.Y os aseguro que, por esta vez, lo haré.




lunes, 2 de noviembre de 2009

Antes de nada... explicaciones.

Siempre me ha gustado escribir, aunque si tengo que ser sincera, nunca he terminado nada de lo que he empezado. Son muchos los proyectos que guardan los archivos de mi ordenador, pero muy pocos pasan de la tercera página. Es por esto por lo que quiero empezar a ser constante, a escribir algo cada semana que tarde o temprano pueda tener algún sentido en esas interminables páginas de mi vida que nunca sé cómo terminar.

Comienzo este blog (y digo este porque no es el primero que he empezado, y lamentablemente, dejado a medias) con una copia de una redacción que nos encargaron en clase hace un par de meses, al comienzo del curso, y en las que se nos preguntaba por qué habíamos elegido el periodismo:

"A pesar de que tengo que remontarme unos cuantos años atrás, el recuerdo de cómo comenzó mi afición por el periodismo sigue presente en mi día a día cada vez que abro un periódico. Desde que aprendí a leer a una edad más bien temprana, no he dejado de devorar libros con gran avidez. He pasado horas y horas leyendo en mi habitación, creando en mi imaginación los escenarios de cada cuento mientras fantaseaba con mis escritores favoritos.

Unos años más tarde comencé a leer periódicos. Me sentía mayor con esas hojas entre mis manos, y recorría con mis dedos impregnados en tinta las grandes páginas plagadas de artículos y fotografías. En mis ratos de juegos preparaba un informativo que televisaba desde mi salón, y que mantenía a mi familia al tanto de las últimas novedades del hogar.


Hoy, ya con 19 años y algo más de experiencia, me decido por fin a cumplir mi sueño tras un breve (pero intenso) intento de ser ingeniera informática. Sé que voy a tener que esforzarme, pero la pasión por escribir en un periódico y la satisfacción de que algún día haya lectores que aprecien mi trabajo puede más que cualquier dificultad que pueda presentarse a lo largo de estos cuatro años, así que... a escribir se ha dicho."

En realidad no se queda ahí mi vocación. Supongo que además de los premios de relatos que obtuve hace unos años hay algo más que me mueve por este mundo de las palabras, y es tratar de seguir el camino que dejó mi abuela hace más de un año. Ella manejaba las letras como nadie, redactaba escritos y escribía cuentos maravillosos. Nunca se dedicó a escribir, ni siquiera el periodismo. Quizá lo que yo esté buscando no sea sólo mi sueño, sino también el de ella.


Por esto, y por mucho más... te lo dedico, abuela.