Siempre me ha gustado escribir, aunque si tengo que ser sincera, nunca he terminado nada de lo que he empezado. Son muchos los proyectos que guardan los archivos de mi ordenador, pero muy pocos pasan de la tercera página. Es por esto por lo que quiero empezar a ser constante, a escribir algo cada semana que tarde o temprano pueda tener algún sentido en esas interminables páginas de mi vida que nunca sé cómo terminar.
Comienzo este blog (y digo este porque no es el primero que he empezado, y lamentablemente, dejado a medias) con una copia de una redacción que nos encargaron en clase hace un par de meses, al comienzo del curso, y en las que se nos preguntaba por qué habíamos elegido el periodismo:
"A pesar de que tengo que remontarme unos cuantos años atrás, el recuerdo de cómo comenzó mi afición por el periodismo sigue presente en mi día a día cada vez que abro un periódico. Desde que aprendí a leer a una edad más bien temprana, no he dejado de devorar libros con gran avidez. He pasado horas y horas leyendo en mi habitación, creando en mi imaginación los escenarios de cada cuento mientras fantaseaba con mis escritores favoritos.
Unos años más tarde comencé a leer periódicos. Me sentía mayor con esas hojas entre mis manos, y recorría con mis dedos impregnados en tinta las grandes páginas plagadas de artículos y fotografías. En mis ratos de juegos preparaba un informativo que televisaba desde mi salón, y que mantenía a mi familia al tanto de las últimas novedades del hogar.
Hoy, ya con 19 años y algo más de experiencia, me decido por fin a cumplir mi sueño tras un breve (pero intenso) intento de ser ingeniera informática. Sé que voy a tener que esforzarme, pero la pasión por escribir en un periódico y la satisfacción de que algún día haya lectores que aprecien mi trabajo puede más que cualquier dificultad que pueda presentarse a lo largo de estos cuatro años, así que... a escribir se ha dicho."
En realidad no se queda ahí mi vocación. Supongo que además de los premios de relatos que obtuve hace unos años hay algo más que me mueve por este mundo de las palabras, y es tratar de seguir el camino que dejó mi abuela hace más de un año. Ella manejaba las letras como nadie, redactaba escritos y escribía cuentos maravillosos. Nunca se dedicó a escribir, ni siquiera el periodismo. Quizá lo que yo esté buscando no sea sólo mi sueño, sino también el de ella.
Por esto, y por mucho más... te lo dedico, abuela.