miércoles, 5 de enero de 2011

Carta a los Reyes Magos

Hace años que no os escribo nada. Supongo que la ilusión y los nervios se han visto sustituidos por las compras de última hora y los trozos de papel de regalo pegados de cualquier manera. Lamento profundamente haberos tenido tan desatendidos.

Hoy es uno de estos días en los que me da por echar la vista atrás... y me doy cuenta de todas las cosas que he ido perdiendo por este arduo camino que es la madurez. Con mis ansias de crecer he dejado pasar las risas flojas y las despreocupaciones. Sí, hay que tener la cabeza sobre los hombros, pero un poco de alegría de vivir... nunca viene mal.

Me gusta darle demasiadas vueltas a las cosas. Me preocupo por todo y al final termino no resolviendo nada. Me sumerjo en un mar de dudas sin un mísero flotador, y luego no hay quien me saque. Me... me... menuda mierda, chica.

Este año he sido buena, de verdad. He intentado tirar adelante a pesar de que las condiciones no han sido del todo favorables. Me ha faltado la paciencia en algunas ocasiones, y han sobrado ciertas palabras en otras... pero creo que el balance es muy positivo. Por eso os pido que me mandéis fuerzas, y también un par de frascos de esa esencia de juventud que se me escurrió de entre los dedos con quince añitos recién cumplidos.

Espero que, si es posible, respondáis a mi petición esta noche. No hace falta que venga en bonito envoltorio, me conformo con que llegue en buen estado.

Muchas gracias,

Clarita.










Otro año más. Otra Navidad. Joder, cómo os echo de menos. Cuántas veces he mirado las sillas vacías y me he lamentado por no poder abrazaros una vez más. Aunque a los demás les siga pareciendo una locura, sigo levantándome cada mañana por vosotros. Porque estáis conmigo. Allá donde vaya estaré bien, y sé a quién tengo que darle las gracias. Os quiero.